Memoria proscrita. Enterrada. No, según han decretado los servidores a sueldo de los amos centralistas, los andaluces nunca poseímos en nuestra tierra una administración propia. Para acrítico consumo de sus mercenarios docentes en su Colonia-‘sur’, los bendecidos cronicones de los súbditos triperos, sus siervos, han promulgado nuestra única identidad posible: ser parias satisfechos, agradecidos y ennortados.